Los sólidos se caracterizan por tener forma y volumen constantes.
Esto se debe a que las partículas que los forman están unidas
por unas fuerzas de atracción grandes de modo que ocupan posiciones
casi fijas.
En el estado sólido las partículas solamente pueden moverse
vibrando u oscilando alrededor de posiciones fijas, pero no pueden
moverse trasladándose libremente a lo largo del sólido.
Las partículas en el estado sólido propiamente dicho, se disponen
de forma ordenada, con una regularidad espacial geométrica, que da
lugar a diversas estructuras cristalinas.
Al aumentar la temperatura aumenta la vibración de las partículas.
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